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La Creación Maya

Maya

En el principio, solo existían el cielo y el mar en calma. No había nada que se moviera, nada que vibrara, nada que hiciera ruido. Solo la inmensidad silenciosa y las tinieblas primigenias. Pero en las profundidades de las aguas, bajo las plumas verdes y azules de Kukulkán, la Serpiente Emplumada, y Tepeu, el Creador, el Formador, comenzaron a conversar.

Ilustración de La Creación Maya - parte 1

¡Que se haga!, dijeron. Y su palabra, como una semilla, germinó en la oscuridad. De su pensamiento surgieron la tierra, las montañas y los valles. Las aguas se separaron, y el cielo se elevó. Así, el corazón del cielo y el corazón de la tierra se unieron.

Ilustración de La Creación Maya - parte 3

Pero la creación aún estaba incompleta. Los Creadores necesitaban seres que los alabaran, que recordaran sus nombres. Intentaron crear hombres de barro, pero eran frágiles y se deshacían con la lluvia.

Ilustración de La Creación Maya - parte 5

Luego los hicieron de madera, pero eran vacíos, sin alma ni entendimiento. Caminaban sin rumbo, sin recordar a sus creadores.

Ilustración de La Creación Maya - parte 7

Pero los Creadores se asustaron de su propia creación. Los hombres de maíz eran demasiado perfectos, demasiado parecidos a los dioses. Para que no se olvidaran de su origen, nublaron su vista, limitaron su entendimiento. Así, los hombres recordarían siempre que eran criaturas creadas, y que debían honrar a sus formadores.

Ilustración de La Creación Maya - parte 9

Y así fue como nació el mundo maya, de la palabra creadora y del sagrado maíz. Una historia que se cuenta de generación en generación, recordando el origen de todas las cosas y la importancia de la memoria.

Ilustración de La Creación Maya - parte 11