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El Chupacabras

Puerto Rico/México

En los rincones más oscuros del campo, donde la bruma se arrastra entre árboles secos y el silencio pesa como un secreto antiguo, se cuenta la historia de una criatura que no pertenece ni al mundo de los hombres ni al de los animales. Una sombra que camina en las noches sin luna, sigilosa como un suspiro… el Chupacabras. Nadie sabe con certeza de dónde vino. Algunos dicen que nació en lo profundo de la selva, donde los humanos rara vez pisan. Otros aseguran que es el resultado de un experimento fallido, escapado de un laboratorio oculto en lo alto de las montañas. Pero todos coinciden en una cosa: no deja rastro más que muerte y miedo. La primera vez que lo vieron fue en Puerto Rico, una noche calurosa de 1995. Los granjeros encontraron a sus cabras muertas, sin una sola gota de sangre en el cuerpo. Sin huellas, sin señales de lucha. Solo dos pequeños orificios en el cuello, como si algo les hubiera succionado la vida.

Ilustración de El Chupacabras - parte 1

Pronto, los relatos se multiplicaron. En México, en Chile, en Texas... en cada rincón donde había ganado muerto, aparecía el mismo susurro: “fue el Chupacabras”. Los testigos que afirman haberlo visto lo describen como una criatura pequeña, encorvada, con ojos rojos como brasas y espinas que recorren su espalda. Algunos lo comparan con un reptil, otros con un perro sin pelo. Todos lo sienten más que lo ven, como si la propia noche se encogiera con su presencia.

Ilustración de El Chupacabras - parte 3

Se mueve rápido, y nunca ataca a los humanos… o al menos no todavía. Se alimenta de la sangre de animales, en especial de cabras, como su nombre indica. Aparece y desaparece sin explicación, como si supiera que forma parte de algo más grande que nuestra comprensión.Los científicos lo niegan. Dicen que son coyotes enfermos, murciélagos, o simples histerias colectivas. Pero los campesinos no dudan. Han visto sus ojos en la oscuridad. Han escuchado los balidos desesperados de los animales minutos antes de morir. Y han sentido ese escalofrío que solo se conoce cuando algo verdaderamente desconocido se acerca. Porque el Chupacabras no es solo un mito. Es una advertencia. Un recordatorio de que aún quedan cosas allá afuera que no entendemos… y que es mejor no buscar.

Ilustración de El Chupacabras - parte 5